domingo, 25 de mayo de 2014

El vigilante



Un tipo alto, delgado, de pelo medio canoso se arrastra como una serpiente silenciosa entre los pasillos de un conocido fast food de la Gran Vía madrileña. Por su indumentaria deduzco que se trata sin lugar a dudas del vigilante de seguridad.

Su rostro marcado por el tiempo, dibuja la apatía de un trabajo que probablemente hace años ni se hubiera imaginado desempeñar. A pesar de su mediana edad, camina erguido y en posición de máxima alerta observando todo movimiento al compás de su desfile.

A veces, desvanece su mirada de vigía para perderse en sus propios pensamientos que disimula con gran maestría, cuando hace que presta interés hacia algún cliente que entra o sale del local.

El vigilante es ahora un preso que camina por su celda, ansiando cumplir su condena para poder zambullirse en la frenética vida gris que le ofrece una ciudad que nunca duerme.


Desirée