jueves, 31 de mayo de 2012

Caos


Cuando el caos gira en la maravillosa armonía del Universo me hace cómplice de este hábitat que llaman Tierra. Soy satélite de tu existencia y de la gravedad de tu amor.

Desirée

Camino


Apaga las brasas del dolor agua del desierto, pues al final del sendero de la vida arriba esta alma en continua búsqueda.
Es el santo que ha encontrado a su virgen llorando de felicidad.
Es un mundo sin guerras, donde no se recuerda el odio sino el placer de aprender el arte de amar en la más extensa plenitud.
Es la mariposa que permanece bella eternamente, el niño que peca de inocencia y el hombre arrodillado ante la mujer.
Luz, ilumina a los que me rodean en su búsqueda de la felicidad, pues es allí donde me encuentro; el final del camino.

Desirée

Esperanza


Desde lo alto de mi abismo navego sostenida por la nube de la esperanza, que permaneciendo con tesón esperó a que alzara el vuelo y me sosegara en ella.
Sobre ésta, observo con mesura la base del precipicio, testigo de difusos días de penumbra; ciclo de vida renovante, tormenta seca que desgarra el alma, mar sin peces, invierno eterno.
Nube de esperanza acoge a esta loba al encuentro de su presa, a campanilla besando a Peter Pan, a la niña que aprende a dar sus primeros pasos. Dame camino para avanzar en línea ecuánime sin recular la mirada hacia la borrasca que torna primavera y vuelve a nacer.

Desirée

A Iván


Aquella tarde de pantano que San Juan se hacía llamar,
te miré sonriendo con ganas de besar,
reculaste al intento de mi labios a estampar
en tu rosto jubiloso de difícil duplicar.
Desde el reino de los cielos una noche bajarás,
a cobrarte esa deuda que con gozo acogerás.

Desirée

Hoy


Hoy vuelan los peces y nadan las aves,
Ríe la tristeza y llora la felicidad,
Hoy es sol y luna, iceberg en un desierto,
Cantan los cántaros rodando hacia el mar,
hoy, hoy será siempre hoy.

A Manolo y Estelle

EL UNICORNIO Y EL ENANO (4)



En la espesura del bosque verde, los nuevos visitantes observaban con miedo todo a su alrededor. Los rayos del sol tímidamente atravesaban las hojas de los árboles, dejando el interior del bosque casi en penumbra. Afortunadamente la luciérnaga misteriosa, iluminaba el camino pantanoso allá por donde iban. Las patas del unicornio se hundían en el barro del camino y Dwarf guiaba la expedición orientándose por las huellas grabadas de los hermanos. Se aproximaba la hora de comer e hicieron un alto en el camino, junto a un hermoso árbol cuyo tronco de varios metros de ancho llamó la atención del enano. Alrededor de su base se cultivaba un pequeño huerto. Dwarf extrajo de su saco una zanahoria para su unicornio, mientras la luciérnaga refrescaba sus alitas en unas gotas de agua que caían del árbol.

-¡Qué ruido tan extraño sale del interior de este tronco! -dijo Dwarf a su unicornio mientras ambos masticaban con placer.

-Señor enano-indicó la luciérnaga-. Podría volar a la copa de este bello árbol y comprobar si dichos sonidos provienen del eco de los alrededores, pero estoy impedida, mis alitas están mojadas.
-Tranquila, es mejor que estés cerca de nosotros. La luz de tu interior nos puede salvar la vida.

Al poco tiempo, los sonidos aumentaron de volumen e iban acompañados de pequeños golpes que alertaron al enano. De repente, una raíz enorme del árbol comenzó a salir de la tierra, destrozando el huerto y provocando que el unicornio saliese corriendo. Dicho movimiento inesperado dejó a la vista una abertura en la tierra que causó curiosidad al enano y a la luciérnaga. Del interior del hueco oscuro, apareció un gnomo con cara de pocos amigos.

-Buen día, estimado gnomo. Somos extranjeros en estas tierras lejanas y traemos un mensaje de nuestra amada reina Queen. Debemos sin demora entrevistarnos con el rey Wicked -aseveró Dwarf.
-De no ser que los enanos y los gnomos nos une parentesco lejano, yo mismo me abatiría en duelo con usted. Me ha despertado de una buena siesta mañanera con eso zapatazos que hicieron temblar mi casa -gruñó el gnomo.
-Disculpe a mi unicornio, el pobre ignoraba que debajo de sus pezuñas habitaba usted.
-Bueno, bueno… ¡déjese de tanta formalidad! Sigan el sendero tenebroso. Les conducirá hasta el castillo del rey. Pero recuerden que yo no les he visto nunca: los gnomos no simpatizamos mucho con el monarca, de ahí que nos ocultemos bajo tierra.

-Mil gracias por su hospitalidad. No diremos nada que le comprometa a usted o a su comunidad.
Dwarf confió plenamente en el irritado gnomo. Su parentesco lejano confirmaba su buena fe. Continuaron la búsqueda atravesando el revelado sendero que curiosamente coincidía con las huellas marcadas por los Watchman.