miércoles, 26 de octubre de 2011

EL UNICORNIO Y EL ENANO (2)







La Reina Queen también era una enana como todos los habitantes de las tierras rojas. Sentada en su trono blanco y rodeada de fieles sirvientes, escuchaba con detalle a los ancianos contar la desaparición de los guardianes.

-Queridos ancianos -habló la Reina-. Tengo el presentimiento de que la desaparición de los hermanos Watchman tiene que ver con los límites permitidos. Para esta gesta inesperada, mi más fiel sirviente Dwarf y su unicornio, cometerá la búsqueda de los hermanos. Comenzad examinando las huellas marcadas cerca de los límites, quizás halléis pistas que os conduzcan hasta ellos. Pero tened cuidado y no sobrepaséis los lindes; pudiera ser una trampa del Rey malvado Wicked.
 
-Muchas gracias, majestad, por vuestra rápida audiencia y otorgar a Dwarf el privilegio de protagonizar dicho rescate, pues el reino ahora está desprotegido-finalizaron los ancianos.


Junto con un puñado de ancianos de la aldea ahora huérfana y expuesta, comencé el viaje a los extremos de la región. Pero antes de emprender nuestra búsqueda, realizamos una breve visita al mago Magician.

-Buen día, mi querido Dwarf. Te esperaba -saludó el mago.
-Gracias por recibirnos sin previo aviso. La tierras rojas están en peligro y necesitamos de tu sabiduría para proseguir el camino -comentó el enano mientras entraba en casa del mago.
 
-Conozco lo sucedido, viejo amigo. Anoche el árbol volador me susurró en sueños que días antes de la festividad, uno de los hermanos Watchman, el más joven, fue seducido por una luciérnaga misteriosa. Embrujado por su luz le condujo a las tierras del Rey malvado Wicked. Los hermanos, al día siguiente al ver que el más pequeño no aparecía, siguieron el rastro de su hermano, cayendo todos en una emboscada del Rey -afirmó el mago, mientras buscaba en la despensa una zanahoria para el unicornio de Dwarf.

-Entiendo, mago Magician. Puede que todo este asunto sea una trampa. Debemos ser cuidadosos -afirmó el enano.
-Id con cuidado y no os fiéis de quienes os encontréis en vuestro camino. Cerca de los límites permitidos hay infinidad de seres que os podrían engañar con facilidad -espetó el mago mientras introducía con soltura una zanahoria en el hocico del cuadrúpedo.
 
El enano Dwarf continuó narrando sus peripecias, mientras el leñador retiraba de la mesa los restos de la cena.
-Noble caballero -interrumpió el enano su relato-. Me preocupa que usted realice labores domésticas. No es propio de su posición. ¿Dónde están sus criados? Todo castillo debe tener servicio.

Al leñador ya le empezaba a picar la curiosidad de hasta dónde sería capaz de llegar el enano con aquella rocambolesca historia, por lo que continuó confiando de las exposiciones extemporáneas del menguado personaje sin que se diera cuenta del ingrediente picaresco que se ocultaba tras las respuestas.
-Es el día libre de los criados, por eso no están. No se inquiete, no me es un sacrificio retirar los platos. Prosiga con los sucesos -puntualizó el leñador.