La
Reina Queen también era una enana como todos los habitantes de las tierras
rojas. Sentada en su trono blanco y rodeada de fieles sirvientes, escuchaba con
detalle a los ancianos contar la desaparición de los guardianes.
-Queridos
ancianos -habló la Reina-. Tengo el presentimiento de que la desaparición de
los hermanos Watchman tiene que ver con los límites permitidos. Para esta gesta
inesperada, mi más fiel sirviente Dwarf y su unicornio, cometerá la búsqueda de
los hermanos. Comenzad examinando las huellas marcadas cerca de los límites,
quizás halléis pistas que os conduzcan hasta ellos. Pero tened cuidado y no sobrepaséis
los lindes; pudiera ser una trampa del Rey malvado Wicked.
-Muchas
gracias, majestad, por vuestra rápida audiencia y otorgar a Dwarf el privilegio
de protagonizar dicho rescate, pues el reino ahora está desprotegido-finalizaron
los ancianos.
Junto
con un puñado de ancianos de la aldea ahora huérfana y expuesta, comencé el viaje
a los extremos de la región. Pero antes de emprender nuestra búsqueda,
realizamos una breve visita al mago Magician.
-Buen
día, mi querido Dwarf. Te esperaba -saludó el mago.
-Gracias
por recibirnos sin previo aviso. La tierras rojas están en peligro y
necesitamos de tu sabiduría para proseguir el camino -comentó el enano mientras
entraba en casa del mago.
-Conozco
lo sucedido, viejo amigo. Anoche el árbol volador me susurró en sueños que días
antes de la festividad, uno de los hermanos Watchman, el más joven, fue
seducido por una luciérnaga misteriosa. Embrujado por su luz le condujo a las
tierras del Rey malvado Wicked. Los hermanos, al día siguiente al ver que el
más pequeño no aparecía, siguieron el rastro de su hermano, cayendo todos en una
emboscada del Rey -afirmó el mago, mientras buscaba en la despensa una zanahoria
para el unicornio de Dwarf.
-Entiendo,
mago Magician. Puede que todo este asunto sea una trampa. Debemos ser
cuidadosos -afirmó el enano.
-Id
con cuidado y no os fiéis de quienes os encontréis en vuestro camino. Cerca de
los límites permitidos hay infinidad de seres que os podrían engañar con
facilidad -espetó el mago mientras introducía con soltura una zanahoria en el
hocico del cuadrúpedo.
El
enano Dwarf continuó narrando sus peripecias, mientras el leñador retiraba de
la mesa los restos de la cena.
-Noble
caballero -interrumpió el enano su relato-. Me preocupa que usted realice
labores domésticas. No es propio de su posición. ¿Dónde están sus criados? Todo
castillo debe tener servicio.
Al
leñador ya le empezaba a picar la curiosidad de hasta dónde sería capaz de
llegar el enano con aquella rocambolesca historia, por lo que continuó confiando
de las exposiciones
extemporáneas
del menguado personaje sin que se diera cuenta del ingrediente picaresco que se
ocultaba tras las respuestas.
-Es
el día libre de los criados, por eso no están. No se inquiete, no me es un
sacrificio retirar los platos. Prosiga con los sucesos -puntualizó el leñador.
Van apareciendo más personajes. como ya te dije en el capítulo anterior, me resultan muy graciosos sus nombres.
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