miércoles, 13 de junio de 2012

EL UNICORNIO Y EL ENANO (5)



La nieve se agolpaba con espesura alrededor de la cabaña a medida que avanzaba la noche. El leñador aún seguía seducido por  los argumentos épicos que oraba su acompañante.
-Vaya, vaya… así que usted tiene parentesco con los gnomos -dijo el leñador con un tono irónico y pensando al mismo tiempo hasta dónde podía llegar la imaginación de un loco.
-Efectivamente, noble caballero. Hubo un tiempo ya lejano que gnomos y enanos convivíamos en comunidad, pero acaecieron disputas territoriales entre las familias más poderosas de ambos clanes. El resultado de dicho enfrentamiento fue la división pacífica y civilizada de nuestra pequeña sociedad.
-Ya, ya… me imagino-expresó frunciendo el ceño el leñador-. No se desvíe de la narración principal, que me tiene usted en ascuas.


Pasado ya el medio día, y con mucha distancia a sus espaldas desde el encuentro con el gnomo, Dwarf y sus acompañantes atravesaron lugares inhóspitos. Desde campos áridos, donde el agua y la vegetación escaseaban dejando al sol abrasador incidir por doquier a cada paso que daban, hasta enormes montes arbolados decorados con cascadas que reflectaban hacia el cielo miles de arco iris imperecederos.
El crepúsculo amenazaba a los viajeros y debían buscar pronto morada para sosegar en la noche. Dwarf encontró entre la maleza hojas secas y paja para elaborar un lecho cómodo a quien quisiera disfrutarlo. El unicornio no se lo pensó dos veces y se acomodó doblando sus patas hasta que su robusta figura se dejó caer. La luciérnaga misteriosa optó por su descanso en lo alto de un mástil, que sobresalía del tronco de un árbol. Dwarf se acomodó junto a su unicornio mirando hacia la bóveda celeste que les rodeaba.
 

-Estimada luciérnaga. ¡Qué noche tan hermosa nos acompaña y a la vez tan extraña! Nunca he tenido el placer de ver tantas estrellas parpadeantes.
-Me temo, señor enano, que no son estrellas. Algo nos está observando. Yo diría, más bien, que son ojos entre la oscuridad -indicó la luciérnaga asustada.
Nada más terminar de exponer la luciérnaga, unas sombras se abalanzaron sobre ellos, pero fue tan rápida la emboscada que no dio tiempo a que la luz interior de la luciérnaga deslumbrara a los asaltantes.



4 comentarios:

  1. La imaginación que demuestras tener escribiendo este relato lleno de encanto va más allá de lo que se ve entre líneas. Cuando tu narración es tan precisa, descriptiva y tan llena de detalles, el lector disfruta dejándose llevar y no tiene que recurrir en revisar párrafos anteriores con la sensación de haberse perdido. Que tu imaginación y tus ganas de escribir no decaigan mientras existan personas como yo con ganas de leer y leerte.

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  2. Capítulo lleno de fantasía e imaginación. Un placer leerte.

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