miércoles, 18 de diciembre de 2013

Max

Departamento de policía de homicidios robóticos.

-¡Pase y siéntese, señor Madman!-impuso firmemente con su mirada la doctora en psiquiatría forense, Celeste-. Le ruego caballero que durante esta primera sesión conteste sin titubeo a las cuestiones que se planteen, de este modo el análisis se gestionará con más rapidez. No obstante, si en algún momento oculta o modifica la información de su caso, me veré obligada a expulsarle de mi consulta con la correspondiente sanción económica.

-No me cabe duda que hace usted honor a su reputación. No se preocupe, haré lo que usted me pida-comentó en voz baja Madman mientras se sentaba en la silla paciente.

-En el informe preliminar de su caso elaborado en la misma escena del crimen, pude observar que su robot de protocolo Max se hallaba violentamente golpeado probablemente por un instrumento pesado. Las cuatro extremidades de su cuerpo habían sido arrancadas del tronco de tal manera que quedarían inutilizados para siempre. La cabeza hundida en el suelo a base de enérgicos golpes, dejaban al descubierto complejos circuitos de una inteligencia artificial avanzada que usted mismo había diseñado para Max. Estas dos referencias me conducen a un análisis lógico de que el asesino por un lado conocía al robot hasta el punto de alterar su propio estado emocional de ahí la agresividad, y por otro lado, tenía conocimiento científico de las zonas donde se originarían daños irreparables en la anatomía de Max.

-Es posible que haya levantado celos entre mis colegas de profesión. Durante los últimos años trabajé en el proyecto I.A de una multinacional en crecimiento y mis funciones como coordinador del departamento pudieron conducir a desacuerdos entre mis subordinados. Debería quizás doctora, investigar con más profundidad a esos empleados-opinó Madman.

-Descuide profesor. El campo de investigación es muy amplio, y debo comenzar con los individuos más cercanos a Max. Usted fue quién le diseñó y además era su robot de protocolo. ¿Existía buena relación en el ambiente familiar?

-Por supuesto. Las funciones básicas de Max eran tareas domésticas y cuidados personales de un típico robot de protocolo. Además, Max no fue el único androide que ha pasado por la casa-afirmó el paciente.

-Comprendo, pero si es cierto que Max no sólo fue un simple robot protocolario- objetó Celeste-.La I.A, inteligencia artificial en este prototipo fue algo inusual. Los protocolarios no necesitan de dicha inteligencia para desarrollar sus funciones primarias. ¿Cuáles fueron sus motivos para capacitar con este talento a su robot?

-Como responsable del proyecto en el departamento de robótica, mis superiores se comprometieron a financiar nuevos experimentos con el compromiso comercial de la puesta en venta de protocolos con I.A que competirían en el libre mercado mundial. Para asegurar el éxito tuve que diseñar a Max como prototipo de mi investigación y trabajar en casa los fallos que pudieran surgir en su creación. He de confesar que disponer de un robot protocolario con I.A supone un riesgo tanto para la máquina como para el humano.
Aún desconocemos el impacto emocional que ambas partes pudieran desarrollar en un entorno cotidiano y personal.

-Precisamente en esa teoría se basa mi línea de investigación de este homicidio que es claramente emocional. Pero creo que me está ocultando información. No me cabe duda que las funciones básicas del androide fueron correctamente ejecutadas, pero las actuaciones emocionales pudieron verse afectadas en Max o en ustedes. La I.A del robot pudo haber desembocado en ciertos sentimientos hacia su creador o su mujer. ¿Notó durante la existencia de Max algún comportamiento inusual impropio de un protocolario?

-Negativo. Pero si es posible que el proceder de mi mujer pudo haberse afectado  ya que mi trabajo me obligaba ausentarme de en ocasiones de mi hogar, quedando mi esposa a cargo de Max. Además ella resultó profundamente afectada por su desaparición-confesó el paciente.

-Gracias señor Madman por ampliar información al caso. Le mantendré informado sobre los avances de esta investigación-terminó Celeste.
Madman se marchó sintiendo cierta decepción tras la visita con la doctora Celeste. Estaba convencido minutos antes de la sesión, que la psiquiatra le aportaría alguna pista sobre la implicación de su esposa en los hechos, pero no fue así.


Celeste, tras la entrevista realizada a Madman y a su esposa semanas antes, comenzó a redactar su informe final sobre el caso. Las pruebas encontradas estrechaban el cerco en torno a la mujer de Madman, a pesar de que éste era el principal candidato a la sospecha. Uno de los miembros del equipo de trabajo de Madman mantenía una relación sentimental con la mujer del profesor. La aparición en escena de Max desembocó en un bis de celo profesional y emocional por parte del amante que suscitó la destrucción del protocolario quedando en entredicho la reputación del coordinador del proyecto I.A. 

Desirée 
(Fragmento extraído de mi futura primera novela)

1 comentario:

  1. Relato de c.ficción, e intriga, que aborda un tema muy interesante... los androides, cyborgs, robots inteligentes, o como se les quiera llamar.

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