-"Te hallaré donde el olvido haya olvidado olvidar la felicidad"
-"Róbame otro beso para atrapar su gravedad eternamente"
-"Si la vida es el resultado de catástrofes globales,
el amor de catástrofes universales"
Desirée
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domingo, 9 de marzo de 2014
lunes, 3 de marzo de 2014
Carta a una estrella
Hoy sin saber por qué necesito expresar lo que siento o
quizá sea porque se acerca un año de tu pérdida. ¿Sabes?, hoy he estado por tus
queridos barrios y he pisado por dónde tantas veces has pisado tú. He entrado
en la iglesia de San Andrés, en la de San Pedro y la Paloma y me hubiese
gustado estar contigo y recorrerlas juntas como tantas veces hicimos.
Desde tu pérdida pensaba que iba a llorar más, pero te
lloré tanto en vida que para mí fue un alivio saber que estás con tus seres
queridos, con tus padres, con el mío y con tus hermanos, con tus santos y con
tus vírgenes, pues yo no soportaba verte que te fueras apagando como una vela
sin poder hacer nada por ti.
El recuerdo de esa madre coraje que sacó a cinco hijos adelante
y que fue tan independiente. Ni tú lo querías ni yo tampoco. Pocas veces nos dijiste
que no querías con palabras pero con hechos todos los días de tu vida. Te recuerdo
asomada a la ventana esperando vernos venir hicieses frío o calor. Jamás comiste
antes de que no hubiésemos comido los demás y cuando te decíamos, mamá ¿has
comido? Siempre decías que no tenías ganas.
Y tantas cosas nos enseñaste como a ser buena gente, por
ejemplo. Y creo que lo lograste. Quizás no tanto como tú, pues tú fuiste más
generosa, ya que en tu casa de veintisiete metros cuadrados toda persona que
necesitara un techo para vivir lo tenía. Jamás se lo negaste a nadie, en
principio a tus padres y hermanos, a los primos de Almería y a una compañera
tuya de trabajo. No tenías nada tuyo y ¡Ay que ver lo que te costaba ganarlo!
Después cuando vinieron tus nietos, a esos sí los decías
con palabras y hechos que los queráis. A tu Jesucho que fue el primero de tus
nietos, a Joselete y al resto de tus nietos. Por eso desde el primero al último
sentían adoración por ti. Yo también soy abuela y hubieses disfrutados de
ellos. Hoy con el paso del tiempo te comprendo más y muchas fueron las veces
que te dije que te quería pero me parecen pocas porque te merecías muchas más. Hoy
mirando al cielo pienso que alguna de esas estrellas eres tú y que con tu
brillo nos alcanzas a todos los que te queremos y te han conocido. Sé que estés
donde estés, nos estarás cuidando como siempre lo hiciste.
Escrito por Isabel Aguilera Medina
La Paloma
!Hola amigos! Os voy a contar un cuento de la Paloma.
Un día de primavera, teniendo la ventana de Sofía abierta, se posó en el poyete nuestra amiga la Paloma. Ella pensó: !qué sitio tan bonito para vivir!, pues ya estaba cansada de tanto volar. En ese momento, entró Sofía y la paloma se asustó, pero Sofía la miró a los ojos y le dijo:
-!No te asustes! !No te voy hacer daño! Puedes quedarte siempre que quieras.
La Paloma pensó: !qué persona más rara!, pues nunca nadie se había portado así con ella y las dos, Sofía y la Paloma se hicieron grandes amigas.
Pasaron unos meses y nuestra amiga la Paloma se puso triste, pues veía volar a las demás palomas y pensaba, si ahora me voy, Sofía pensará que soy una desagradecida, por lo que se quedó unos días más. Pero estaba muy triste, ya no volaba alrededor de Sofía ni por el techo de la habitación.
Sofía se dio cuenta, y le preguntó:
-¿Qué te pasa amiga mía? Te veo triste. !Es porque estás encerrada!
La Paloma se posó en su hombro y miró a la ventana. Sofía abrió la ventana y le dijo:
-!Marcha con tus compañeras! Pena me da que te vayas, pero tu vida es volar de un lado para otro, y no estar aquí encerrada.
Emigró con sus compañeras, pero siempre que regresaba, en señal de agradecimiento, en el poyete de la ventana dejaba una pluma suya y un pétalo de rosa, pues lo bonito de la amistad y del cariño es dar la libertad cuando alguien te la pide.
De mi amada tía Isabel Aguilera Medina
Un día de primavera, teniendo la ventana de Sofía abierta, se posó en el poyete nuestra amiga la Paloma. Ella pensó: !qué sitio tan bonito para vivir!, pues ya estaba cansada de tanto volar. En ese momento, entró Sofía y la paloma se asustó, pero Sofía la miró a los ojos y le dijo:
-!No te asustes! !No te voy hacer daño! Puedes quedarte siempre que quieras.
La Paloma pensó: !qué persona más rara!, pues nunca nadie se había portado así con ella y las dos, Sofía y la Paloma se hicieron grandes amigas.
Pasaron unos meses y nuestra amiga la Paloma se puso triste, pues veía volar a las demás palomas y pensaba, si ahora me voy, Sofía pensará que soy una desagradecida, por lo que se quedó unos días más. Pero estaba muy triste, ya no volaba alrededor de Sofía ni por el techo de la habitación.
Sofía se dio cuenta, y le preguntó:
-¿Qué te pasa amiga mía? Te veo triste. !Es porque estás encerrada!
La Paloma se posó en su hombro y miró a la ventana. Sofía abrió la ventana y le dijo:
-!Marcha con tus compañeras! Pena me da que te vayas, pero tu vida es volar de un lado para otro, y no estar aquí encerrada.
Emigró con sus compañeras, pero siempre que regresaba, en señal de agradecimiento, en el poyete de la ventana dejaba una pluma suya y un pétalo de rosa, pues lo bonito de la amistad y del cariño es dar la libertad cuando alguien te la pide.
De mi amada tía Isabel Aguilera Medina
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