lunes, 2 de mayo de 2016

Nos movemos

Vivimos aquí, la Tierra que gira como una peonza a una módica velocidad de 1600 km/h. Sí, aunque parezca increíble mientras nos tomamos un café con un amigo, vamos a trabajar o llevamos a nuestros hijos al colegio lo hacemos más rápido que un Airbus comercial de pasajeros. A este movimiento se le llama rotación como cuando ponemos una lavadora, claro que a menor velocidad porque si no habríamos inventado la lavadora supersónica. 



Gracias a esta maravillosa rotación tenemos día y noche con una duración de veinticuatro horas que todos conocemos, aunque en realidad la duración del día nunca ha sido así. Al principio cuando este planeta azul dio sus primeros pasos hace 4500 millones de años, el día era de seis horas, vamos que no te daría tiempo ni para echarte una siestecita. ¿Qué ha pasado con la velocidad? ¿Quién ha pisado el freno? Pues la culpable es la Luna. Existe un amor odio entre la Luna y los océanos de la Tierra. Me explico, la gravedad de la Luna provoca las mareas, vamos que suba el nivel del mar y dichas mareas se mueven en sentido contrario a la rotación,  por eso la frena. En cambio se acelera la velocidad de la Luna por la fricción de las propias mareas. De hecho la Luna se aleja de nosotros unos centímetros al año, con el paso de millones de años, la Luna será un puntito brillante como cualquier estrella del firmamento. Así que si queremos construir una base lunar permanente debemos darnos prisa.

Seguro que ahora te estarás preguntando porqué nosotros los terrícolas no sentimos esa descomunal velocidad de rotación. Pues la respuesta está en la siguiente pregunta. ¿Cuando vas a trabajar o a estudiar y subes al tren, al autobús o al coche notas la velocidad a la que te mueves? Pues no. Te sientas a gustito y ves desde la ventana cómo los árboles, las casas y las personas se difuminan a tu alrededor. En cambio los que sí sienten esa velocidad son los que desde el andén del tren te ven pasar a toda pastilla. Cuando somos partícipes de la velocidad, formamos parte de dicha velocidad y no notamos la misma. Es como cuando te tiras a la piscina y al principio está fría, pero luego te acostumbras a su temperatura. Otra manera de sentir la velocidad de rotación sería si la Tierra dejara de girar de repente pues saldríamos volando dejando a Superman atrás. 



Bien ya tenemos una idea del movimiento de rotación de la Tierra. Pues ocurre lo mismo en el resto de planetas de nuestro sistema solar, aunque con alguna sutil diferencia, porque por ejemplo si viajamos a Venus el día dura lo que dura un año para la Tierra, es decir 365 días. !Menudo día eh! En un día venusiano te daría tiempo hacer muchas cosas, hasta de celebrar tu cumpleaños todos los días. En otras palabras la rotación de Venus es muy lenta, y sería el paraíso de las tortugas. Venus es único por otra peculiaridad, pues su rotación transcurre en sentido contrario, es decir que el Sol sale por el Oeste y se pone por el Este.



Volvamos a la Tierra. Seguro que te habrán dicho en más de una ocasión que siempre tienes la misma cara de sueño al despertar. Pues lo mismo ocurre con la Luna, que siempre tiene la misma cara, o la cara oculta de la Luna. ¿Cómo es posible que la Luna nos muestre la misma cara? La Luna tiene su propia rotación como la Tierra así que en teoría al girar sobre sí misma deberíamos de ver la otra cara. Pues el caso es que no la vemos. La Luna rota al mismo tiempo que da una vuelta a la Tierra, por eso vemos siempre la misma cara. ¿Curioso eh? Cuando dos objetos se encuentran tan cerca uno del otro se sincronizan de manera natural. Algo parecido ocurre con Plutón y su luna Caronte. Están tan unidas que se podría construir un mega puente entre ambos para pasar de un lado a otro, pero sin peaje, claro.

Otro dato curioso de nuestra maravillosa Luna es que somos el único planeta del sistema solar que disfruta un eclipse solar total en toda su circunferencia. Es decir que podemos ver la noche en pleno día, aunque sea de unos pocos minutos. Se trata de un acontecimiento único en la vida, si la trayectoria del eclipse transcurre cerca de donde vives, déjalo todo y ve a vivirlo. ¿Por qué somos tan afortunados? Resulta que el Sol es 400 veces más grande que la Luna, y se encuentra a 400 veces más lejos de la Tierra, es decir que cuando miramos a nuestro cielo, vemos del mismo tamaño a la Luna y al Sol.



Bueno ahora ya sabemos más sobre el movimiento de rotación, pero nos falta el movimiento de traslación; el de la Tierra alrededor de nuestra estrella o lo que es lo mismo 365 días o un año terrestre. También es  conocido como órbita. Todos los planetas del sistema solar tienen su propia órbita, unas más largas otras más cortas, depende de la distancia que se encuentre con respecto al Sol. Bien, pues este movimiento también tiene su velocidad y el de la Tierra es de 100.000 km/h. Así que en teoría nosotros viajamos más rápido que cualquier aparato construido por el hombre. Si esta velocidad se viera reducida, el Sol nos atraparía por su gravedad y una crema factor 50 no serviría de mucho. En cambio si aumentara la velocidad de traslación, saldríamos despedidos  como una bola de billar sin rumbo a la deriva, alejándonos del Sol como una bolita de nieve.



La órbita más larga es la del planeta enano Plutón, recientemente observado por la sonda nuevos horizontes. Para celebrar tu cumpleaños en este planetoide tendrías que ser el prota de los inmortales porque su órbita completa al Sol es de 248 años. En cambio la órbita de Mercurio es la más corta sólo tarda tres meses, y rota sobre su eje cada dos meses. Lo más interesante de Mercurio es su doble amanecer, sí has leído bien, sale el Sol por su horizonte dos veces. Este fenómeno ocurre cuando el planeta pasa cerca del Sol. Su órbita se acelera por la gravedad de la estrella, y provoca que la velocidad de traslación se iguale con la de rotación, vamos que ese día es el día de la marmota.


Los movimientos de rotación y traslación de las estrellas y planetas son los que caracterizan a nuestro universo conocido. No olvidemos que todo está siempre en movimiento, que aunque estemos sentados en el sofá de nuestra casa viendo una peli, también nos estamos moviendo. Otros objetos en momento son los asteroides y comentas que también tienen su propia rotación y traslación, aunque con la diferencia de que pueden variar su movimiento con más facilidad. ¿Por qué? Pues porque son cuerpos menores y son más vulnerables a ser desviados por la gravedad de los planetas y estrellas e incluso por choque entre ellos. Cuando esto sucede, corremos el riesgo de que algún asteroide o cometa impacte en nuestro querido planeta Tierra, como ocurrió en la época de los dinosaurios que un asteroide de 8 kilómetros se precipitó hacia la península del Yucatán, en México hace 65 millones de años. Una roca de ese tamaño es un destructor total de la vida, y por mucho que te escondas o lo intentes evitar, no sirve de nada, lo más inteligente es sentarte, mirar al cielo y disfrutar del espectáculo.

Desirée


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