La nieve se agolpaba con
espesura alrededor de la cabaña a medida que avanzaba la noche. El leñador aún
seguía seducido por los argumentos
épicos que oraba su acompañante.
-Vaya, vaya… así que usted
tiene parentesco con los gnomos -dijo el leñador con un tono irónico y pensando
al mismo tiempo hasta dónde podía llegar la imaginación de un loco.
-Efectivamente, noble caballero.
Hubo un tiempo ya lejano que gnomos y enanos convivíamos en comunidad, pero
acaecieron disputas territoriales entre las familias más poderosas de ambos
clanes. El resultado de dicho enfrentamiento fue la división pacífica y
civilizada de nuestra pequeña sociedad.
-Ya, ya… me imagino-expresó
frunciendo el ceño el leñador-. No se desvíe de la narración principal, que me
tiene usted en ascuas.
Pasado ya el medio día, y
con mucha distancia a sus espaldas desde el encuentro con el gnomo, Dwarf y sus
acompañantes atravesaron lugares inhóspitos. Desde campos áridos, donde el agua
y la vegetación escaseaban dejando al sol abrasador incidir por doquier a cada
paso que daban, hasta enormes montes arbolados decorados con cascadas que
reflectaban hacia el cielo miles de arco iris imperecederos.
El crepúsculo amenazaba a
los viajeros y debían buscar pronto morada para sosegar en la noche. Dwarf
encontró entre la maleza hojas secas y paja para elaborar un lecho cómodo a
quien quisiera disfrutarlo. El unicornio no se lo pensó dos veces y se acomodó
doblando sus patas hasta que su robusta figura se dejó caer. La luciérnaga
misteriosa optó por su descanso en lo alto de un mástil, que sobresalía del
tronco de un árbol. Dwarf se acomodó junto a su unicornio mirando hacia la
bóveda celeste que les rodeaba.
-Estimada luciérnaga. ¡Qué
noche tan hermosa nos acompaña y a la vez tan extraña! Nunca he tenido el
placer de ver tantas estrellas parpadeantes.
-Me temo, señor enano, que no
son estrellas. Algo nos está observando. Yo diría, más bien, que son ojos entre
la oscuridad -indicó la luciérnaga asustada.
Nada más terminar de exponer
la luciérnaga, unas sombras se abalanzaron sobre ellos, pero fue tan rápida la
emboscada que no dio tiempo a que la luz interior de la luciérnaga deslumbrara
a los asaltantes.
La imaginación que demuestras tener escribiendo este relato lleno de encanto va más allá de lo que se ve entre líneas. Cuando tu narración es tan precisa, descriptiva y tan llena de detalles, el lector disfruta dejándose llevar y no tiene que recurrir en revisar párrafos anteriores con la sensación de haberse perdido. Que tu imaginación y tus ganas de escribir no decaigan mientras existan personas como yo con ganas de leer y leerte.
ResponderEliminarSe pone cada vez más interesante.....
ResponderEliminarCapítulo lleno de fantasía e imaginación. Un placer leerte.
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