Departamento
de policía de homicidios robóticos.
-¡Pase y siéntese, señor
Madman!-impuso firmemente con su mirada la doctora en psiquiatría forense,
Celeste-. Le ruego caballero que durante esta primera sesión conteste sin
titubeo a las cuestiones que se planteen, de este modo el análisis se
gestionará con más rapidez. No obstante, si en algún momento oculta o modifica
la información de su caso, me veré obligada a expulsarle de mi consulta con la
correspondiente sanción económica.
-No me cabe duda que hace
usted honor a su reputación. No se preocupe, haré lo que usted me pida-comentó
en voz baja Madman mientras se sentaba en la silla paciente.
-En el informe preliminar de
su caso elaborado en la misma escena del crimen, pude observar que su robot de
protocolo Max se hallaba violentamente golpeado probablemente por un
instrumento pesado. Las cuatro extremidades de su cuerpo habían sido arrancadas
del tronco de tal manera que quedarían inutilizados para siempre. La cabeza
hundida en el suelo a base de enérgicos golpes, dejaban al descubierto
complejos circuitos de una inteligencia artificial avanzada que usted mismo
había diseñado para Max. Estas dos referencias me conducen a un análisis lógico
de que el asesino por un lado conocía al robot hasta el punto de alterar su
propio estado emocional de ahí la agresividad, y por otro lado, tenía
conocimiento científico de las zonas donde se originarían daños irreparables en
la anatomía de Max.
-Es posible que haya
levantado celos entre mis colegas de profesión. Durante los últimos años
trabajé en el proyecto I.A de una multinacional en crecimiento y mis funciones
como coordinador del departamento pudieron conducir a desacuerdos entre mis
subordinados. Debería quizás doctora, investigar con más profundidad a esos
empleados-opinó Madman.
-Descuide profesor. El campo
de investigación es muy amplio, y debo comenzar con los individuos más cercanos
a Max. Usted fue quién le diseñó y además era su robot de protocolo. ¿Existía
buena relación en el ambiente familiar?
-Por supuesto. Las funciones
básicas de Max eran tareas domésticas y cuidados personales de un típico robot
de protocolo. Además, Max no fue el único androide que ha pasado por la
casa-afirmó el paciente.
-Comprendo, pero si es
cierto que Max no sólo fue un simple robot protocolario- objetó Celeste-.La
I.A, inteligencia artificial en este prototipo fue algo inusual. Los protocolarios
no necesitan de dicha inteligencia para desarrollar sus funciones primarias.
¿Cuáles fueron sus motivos para capacitar con este talento a su robot?
-Como responsable del
proyecto en el departamento de robótica, mis superiores se comprometieron a
financiar nuevos experimentos con el compromiso comercial de la puesta en venta
de protocolos con I.A que competirían en el libre mercado mundial. Para
asegurar el éxito tuve que diseñar a Max como prototipo de mi investigación y
trabajar en casa los fallos que pudieran surgir en su creación. He de confesar
que disponer de un robot protocolario con I.A supone un riesgo tanto para la
máquina como para el humano.
Aún desconocemos el impacto
emocional que ambas partes pudieran desarrollar en un entorno cotidiano y
personal.
-Precisamente en esa teoría
se basa mi línea de investigación de este homicidio que es claramente
emocional. Pero creo que me está ocultando información. No me cabe duda que las
funciones básicas del androide fueron correctamente ejecutadas, pero las
actuaciones emocionales pudieron verse afectadas en Max o en ustedes. La I.A
del robot pudo haber desembocado en ciertos sentimientos hacia su creador o su
mujer. ¿Notó durante la existencia de Max algún comportamiento inusual impropio
de un protocolario?
-Negativo. Pero si es
posible que el proceder de mi mujer pudo haberse afectado ya que mi trabajo me obligaba ausentarme de en
ocasiones de mi hogar, quedando mi esposa a cargo de Max. Además ella resultó
profundamente afectada por su desaparición-confesó el paciente.
-Gracias señor Madman por
ampliar información al caso. Le mantendré informado sobre los avances de esta
investigación-terminó Celeste.
Madman se marchó sintiendo
cierta decepción tras la visita con la doctora Celeste. Estaba convencido
minutos antes de la sesión, que la psiquiatra le aportaría alguna pista sobre
la implicación de su esposa en los hechos, pero no fue así.
Celeste, tras la entrevista
realizada a Madman y a su esposa semanas antes, comenzó a redactar su informe
final sobre el caso. Las pruebas encontradas estrechaban el cerco en torno a la
mujer de Madman, a pesar de que éste era el principal candidato a la sospecha.
Uno de los miembros del equipo de trabajo de Madman mantenía una relación sentimental
con la mujer del profesor. La aparición en escena de Max desembocó en un bis de
celo profesional y emocional por parte del amante que suscitó la destrucción
del protocolario quedando en entredicho la reputación del coordinador del
proyecto I.A.
Desirée
(Fragmento extraído de mi futura primera novela)
(Fragmento extraído de mi futura primera novela)
Relato de c.ficción, e intriga, que aborda un tema muy interesante... los androides, cyborgs, robots inteligentes, o como se les quiera llamar.
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