Apaga las brasas del dolor agua del
desierto, pues al final del sendero de la vida arriba esta alma en continua
búsqueda.
Es el santo que ha encontrado a su
virgen llorando de felicidad.
Es un mundo sin guerras, donde no se
recuerda el odio sino el placer de aprender el arte de amar en la más extensa
plenitud.
Es la mariposa que permanece bella
eternamente, el niño que peca de inocencia y el hombre arrodillado ante la
mujer.
Luz, ilumina a los que me rodean en su
búsqueda de la felicidad, pues es allí donde me encuentro; el final del camino.
Desirée
Desirée
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